jueves, 1 de julio de 2010

LA CONSOLACIÓN DE LA FILOSOFÍA

Anicius Manlius Torquatus Severinus Boetius (Boecio para nosotros), fue condenado a muerte por el emperador Teodorico. Esperando que se hiciese efectiva su condena, recibió la visita alegórica de la Filosofía encarnada en una señora mayor que logra consolarlo mediante una serie de extensos argumentos, muchos de los cuales se generalizan en la famosa ecuación que iguala resignación con felicidad. Boecio es considerado como precursor de la Escolástica que habría de florecer en la baja Edad Media.

Lo mismo que dijo Nietzsche del idealismo alemán y del famoso seminario de Tubinga, decimos nosotros a propósito de La consolación de la Filosofía: ¿Boecio? teología disfrazada de filosofía. Quien quiera consuelo se equivocó de página. No entre aquí quien haya encontrado ya fármacos para su espíritu. No entre aquí quien busque consuelo; o mejor, quien busque justificar o racionalizar el consuelo que ya ha encontrado por caminos ajenos a la más noble filosofía: escolásticos, teólogos, dogmáticos e iluminados harán bien en abstenerse.

Entre aquí quien tenga preguntas y busque respuestas. Pero solo será apto quien sepa que la respuesta no está nunca garantizada y aun cuando se encuentra, si se encuentra, pudiera ser causa de un mayor desconsuelo que solo promete más preguntas. La diosa Atenea nació vestida de guerrera y armada de pies a cabeza. Así nos quiere la filosofía, combativos, libres y heroicamente desconsolados.

Eliminada la infección, un cuerpo queda desinfectado.
Asimismo, con filosofía y sin consuelo este blog queda alegremente desconsolado.


Un saludo cordial a todos mis lectores.